sábado, 27 de agosto de 2011

Lector

Uno cuando está
frente a uno mismo
puede encontrar que hay hilos
que unen 
y un volumen secreto
como un ruido
nos va diciendo
que lo que ves es eso
y entre las arrugas de ese cuerpo
llamado
literatura, poesía, sociedad
hay historias  
que el día  vuelve luz.
Entre esas redes que la constancia
y el arrojo ha construido
uno puede encontrar
nombres que definen algunas tareas.

Hay similitudes y confusión
hombres que fluyen
tiempo que se resuelve en los hechos.

Así sabemos que hay un día y una noche
clasificaciones.
Distancias comprensibles de alcanzar
con solo mover el cuerpo
o pensarlas.

                                                                                                    (2000)

sábado, 20 de agosto de 2011

EN MEMORIA DE W B YEATS

(Enero 1939)


I


Desapareció en medio del invierno:
Los arroyuelos estaban congelados, los aeropuertos casi desiertos
Y la nieve desfiguraba las estatuas públicas;
El mercurio se hundía en la boca del agonizante día.
Los instrumentos de que disponemos están de acuerdo
En que el día de su muerte fue un día oscuro y frío.


Lejos de su emfermedad
Los lobos seguían corriendo por los bosques de coníferas,
El campesino rio no se sintió tentado por los muelles de moda;
Por lenguas que se lamentaban
La muerte del poeta fue ocultada a sus poemas.


Pero para él fue su última tarde como sí mismo,
Una tarde de emfermeras y rumores;
Las provincias de su cuerpo se rebelarón,
Las plazas de su mente estaban vacías,
El silencio invadía los suburbios ,
La corriente de su sentir falló; se convirtió en sus admiradores.


Ahora está desperdigado entre centenares de ciudades
Y totalmente entregado a efectos poco familiares,
Para encontrar su felicidad en otro tipo de bosque
Y ser castigado bajo un código extranjero de conciencia.
Las palabras de un hombre muerto
Se ven modificadas en las entrañas de los vivos.


Pero en la importancia y el ruido del mañana
Cuando los cambistas estén rugiendo como bestias sobre el suelo de la Bolsa,
Y los pobres sigan padeciendo los sufrimientos a los que están razonablemte acostumbrados,
Y cada uno en su propia célula esté prácticamente convencido de su libertad.
Unos poco miles pensarán en este día
Como uno piensa en un día en el que uno hizo algo ligeramente fuera e lo normal.
Los instrumentos de que disponemos están de acuerdo
En que el día de su muerte fue un día oscuro y frío. 


II


Fuiste tonto con nosotros; tu don sobrivivió a todo:
A la parroquia de mujeres ricas, a la degradación física,
A ti mismo. La loca Irlanda te hirió hacia la poesía.
Ahora Irlanda tiene aún su locura y su clima,
Poruqe la poesía no hace que ocurra nada sobrevive
En el valle que ella misma ha hecho, donde los ejecutivos
Jamás querrían inmiscuirse, fluye hacia el sur
Desde los ranchos de aislamientos y desde los activos pesares,
Desde crudas ciudades en las que creemos y morimos; sobrevive,
Una forma de sucedes, una boca.


III


Tierra, recibe a un huésped ilustre;
Williams Yeats es entregado a su descanso final.
Que el navío irlandés yazca
Vacío de su poesía.


En la pesadilla de la oscuridad
Todos los perros de Europa ladran,
Y la naciones vivientes esperan,
Todas secuestradas en su odio;


La desgracia intelectual
Grita desde cada mirada humana,
Y los mares de piedad yacen
Encerrados y congelados en cada ojo.


Continúa poeta, continúa hasta el mismo
Fondo de la noche,
Con tu voz no constrictora
persuádenos aún e que nos regocijemos;


Con el cultivo de un verso
Haz de la maldición un viñedo,
Canta el fracaso humano
En un éxtasis de tisteza;


En los desiertos del corazón
Deja que arranque la fuente sanadora,
En la prisión de sus días
Enseña al hombre libre cómo alabar.

W H Auden (1907-1939) poeta Ingles-americano- De "Auden poemas escogidos- colección Visor de poesía - 1995-Traducción Antonio Resines

lunes, 8 de agosto de 2011

PREGUNTARSE, CADA TANTO

                     Qué hacer
del viejo yo lírico, errático estimulo,
al ir avecinándonos a la fase
de los silencios, la de no desear
ante cada impresión que hierve,
y en fuerza de su hervir reclama
exaltación, su canto.


                 Cómo para entonces,
persuadirlo a que reconozca
nuestra apatía, convertidas
en reminiscencias de oficios inútiles
sus constantes más íntimas, sustitutivas
de la acción, sentimiento, la fe:
                                            su desafío
a que conjuremos nuestras nadas
con signos sonoros que por los oídos andan
sin dueño, como rodando, disponibles
y expectantes,
                      ignorantes
de sus pautas de significados,
de dónde obtenerlas;


                               y en su persistencia, insaciable
para adherírsenos, un yo
instalado en otro yo, vigilando
por encima de nuestro hombro
qué garabateamos;


                            y en su prédica
de que mediante él hagamos
florecer tanto melodía cuanto gozosa
emulación de la única escritura
nunca rehecha por nadie,
                                     la de Aquel
que escribió en la arena, ganada
por el viento, embrujante poesía
de lo eternamente indescifrable.


                 Preguntárnoslo, toda vez
que nos encerremos en la expresión
idiota del que no atina a consolarse
de la infructuosidad de la poesía
como vehículo de seducción, corrupción
                           y cada vez
que se nos recuerde que el verdadero
hacedor de poemas execra la poesía,
que el autentico realizador
de cualquier cosa detesta esa cosa.

De "Quien habla no está muerto"- Obra Poética III Corregidor (1980)